viernes, 8 de septiembre de 2017

Odio y vacancia sobre PPK

Por: Raúl Herrera Soria

Desde el Parlamento Nacional ha salido un sujeto que busca notoriedad al solicitar la vacancia del presidente Pedro Pablo Kuczynski. Oscuro, desconocido, y no cabe duda, que instrumento de los demás, este sujeto propuso la salida del Primer Mandatario.

Sin embargo, hablando bajito, en tono de susurro nefasto, se comenta y se atribuye el comentario a los fujimoristas sobre esta vacancia promovida por Fuerza Popular. El tema parece pasar de rumor a algo cierto, lamentablemente cierto. Preparar un escenario como este sencillamente huele a fatal para esta democracia vapuleada por todos, incluyendo a los políticos.   

El fantasma de la vacancia camina cerca, es cierto, y es que esta versión se sustenta en la abusiva y altisonante mayoría parlamentaria que atropella al amparo de las circunstancias políticas. Los Poderes parecen estar desequilibrados en el Estado peruano y esto avanza hacia propósitos irrespetuosos que descubren agendas agresivas en las que se ocupan de sobre PPK y su gobierno.

Ya me hace pensar que más fueron los temores en su accionar que deseos de ampliar la base de la gobernabilidad por los que PPK haya cedido algunos cargos importantes a la oposición, y ahí están las entregas a fujimoristas para posesionarse en los mandos de la Defensoría del Pueblo, la SUNAT y el  Banco Central de Reserva; solamente por citar algunos puntos emblemáticos de este escenario complicado.

Loreto no está al margen de este debilitamiento pepekausista, todo un accionar asolapado entre el silencio cómplice de los políticos regionales que quizá aguardan con mayor tolerancia de la acostumbrada una recuperación del gobierno. Pero esto no quiere decir que las cosas estén mejor acá que allá. El fujimorismo parece tomar más cuerpo de lo que nos imaginamos en esta parte de la Amazonía. Los grupos de apoyo y la misma militancia del partido de gobierno ha mostrado incapacidad de reacción ante este escenario.

Me parece tremendamente crítica la situación, y por el bien de todos no se debe mirar con tanta pasividad este momento. PPK no parece tener pronto la superación del mal momento de su inicio de gobierno y se enreda en los argumentos que la oposición requiere para solicitar su vacancia.

Se insiste, y esto de forma cada vez más seguida que PPK podría ser vacado estar sufriendo una enfermedad grave, tal como lo señala como causal la Constitución Política del Estado. Algunos ligeros lo califican de demente senil, es decir que vive  una locura propia de la vejez que lo aqueja y por lo que estaría incapacitado para el ejercicio del cargo.

El Congreso de la República pretende derrocar constitucionalmente a PPK, y eso no es bueno a pesar de que algunas condiciones parecen darse de manera irreversible. Una condición es el conjunto de escándalos políticos en el que está cercado el presidente, la otra el inocultable deseo de vacarlo de la mayoría parlamentaria.

El siguiente paso, con que se argumentaría la vacancia del Mandatario sería que la ola de protesta reaparezca en las calles no con maestros demandando soluciones a sus temas sino que la población reclame una crisis profunda de la economía en un escenario de una huelga general donde nada funcione, que el sistema esté totalmente paralizado y que solamente le quede a PPK el camino de las vacaciones sin retorno.


El país necesita otro clima, requiere que sus representantes estén a la altura de sus responsabilidades, que depongan sus intereses particulares partidarios y se interesen por el equilibro en las funciones de los Poderes del Estado, aunque esto suena a utopía, es necesario intentar un país sin prepotencia y sin odios ni rencores.