Por:
Raúl Herrera Soria
El
gobierno del expresidente Ollanta Humala dejó al país en medio de una crisis
económica acentuada por la carencia de puestos de trabajo y una economía
frenada. Particularmente en Loreto la situación es más sentida debido a la
disminución de las asignaciones del canon petrolero y otras rentas que ayudan a
mejorar o sostener el funcionamiento de los estamentos de gobierno (regional y
local) que tiene el Estado peruano.
La
desesperante situación hizo que hace unos meses, en los últimos que le restaban
a Humala, las municipalidades y el Gobierno Regional loretanos hicieran un
llamado de urgencia para buscar fondos de compensación a los dineros no
recibidos, y Las organizaciones dedicadas a la actividad forestal y otras
disciplinas fijadas en aspectos de producción tuvieron que solicitar sean destrabados
los mecanismos burocráticos que prácticamente llevaron a la bancarrota a los
actores forestales.
Lo
primero parece haberse encaminado a la solución con el inicio del cumplimiento
del gobierno de PPK que cuál salvavidas dispuso la transferencia de una
cantidad de millones de soles que no soluciona plenamente pero si ayuda en la
crisis a los organismos estatales (Municipalidades y Gobierno Regional)
loretanos.
Pero
en el caso de la actividad privada, la sesgada actitud del gobierno humalista,
con escasa vocación de promoción a la inversión no estatal, la ha llevado a la
virtual bancarrota a los forestales que buscan que sean destrabadas las normas
atentatorias que son administradas desde el Ministerio del Ambiente y desde
Agricultura, donde se atornillaron personajes fuertemente vinculados a las ONGs
ambientalistas de actitud extrema que le han puesto obstáculos a todo tipo de
propuesta de alternativa.
La instalación
en Iquitos de una mesa de trabajo forestal para el próximo 2 de septiembre, ya
es un adelanto en el proceso de recuperación de la actividad maderera en un
escenario donde se tiene expectativas cifradas por los nuevos personajes que
representan al Estado con una actitud diferente, con una visión más coherente
con la vida y el bienestar de las personas a través de una justa y correcta aplicación
de políticas para un desarrollo sostenible.
El
Perú necesita de palabras, gestos y hechos que le lleven a un crecimiento en el
que los principales actores sean sus pobladores con capacidad de gastar y contribuir
a resolver sus problemas de educación, alimentación, salud y bienestar en
general. Claro, existen compromisos del Estado peruano con los organismos internacionales
por el control del ambiente y la contribución con el equilibrio de la
biodiversidad, pero con el respeto a la persona humana como elemento principal
del planeta.