Si César
Hildebrandt renegó de los Congresistas negándoles el valor de ser padres de la
patria, un sonsonete creado quién sabe cuándo por un decoroso sobón, yo desdeño
la representación cívica que pueda tener el Frente Patriótico y me opongo a una
plataforma llamada de lucha que fue puesta en práctica de forma inconsistente,
manipulada políticamente y hasta chistosa.
La
reciente protesta cumplida en 48 horas de desórdenes, violencia y de suma a la
pobreza de los trabajadores independientes que por el bendito paro dejaron de
trabajar y por lo mismo no ganaron el sustento cotidiano para sus familias. Una
paralización que impidió el trabajo de quienes se oponían a una medida que
solamente llevó intenciones de alentar contrariedades sobre el gobernante
regional y que fue impulsada por los políticos en campaña.
El
alza del costo de vida, el alto precio del
gas doméstico, la defensa de la soberanía, los opuestos a la Ley del
servidor público y la lucha contra la corrupción como temas de protesta por más
que nos duela no pueden ser motivos de paralizar la ciudad y las actividades
económicas. Los más perjudicados fueron los que no tienen un trabajo
dependiente y que se alimentan de sus faenas diarias, de sus ventas o los
servicios, entre quienes están los que sino trabajan no comen.
Lamentamos
que las cosas no estén bien en la microeconomía, que la canasta familiar esté
disparada alejándose del alcance del presupuesto sostenido en el sueldo mínimo,
y que el gas de uso doméstico nos mezquine un precio justo y coherente por
nuestra ubicación geográfica. O tal vez nos moleste que Ollanta Humala no haya
acabado con el fantasma de los enclaves para Ecuador en Pevas y en Saramiriza.
Nos
preocupa que los servidores públicos no estén de acuerdo con la Ley Servir y
que por entendimientos confundidos por este tema se mantenga en vilo a la
población; pero en esta mezcla utilizar la corrupción como una muletilla y un
arma filuda es servir de bandera con color político, es emplear las llamadas
luchas populares en beneficio particular de los políticos en campaña electoral.
Facilito
y de forma cansona se juzga, de acuerdo a sus intereses, con el calificativo de
corrupto y forman nubes de corrupción, asumiendo deberes y responsabilidades que
son atribuibles al Poder Judicial y el Ministerio Público, endilgando estas
acusaciones al presidente regional de Loreto Iván Vásquez, probable candidato a
una nueva elección. Pero los juzgadores con todo este barullo parecen esconder
lo que la población quiere saber sobre los orígenes de la financiación de sus
campañas y el interés de quienes inyectan grandes sumas de dinero en sus
propósitos personales y particulares que sin duda valen más que los colectivos,
es decir del poblador en general.
La
famosa marcha de cierre de la paralización sirvió como marquesina y paseo
promocional de las agrupaciones políticas y sus candidatos, ahí estaban
Meléndez, Mera y tantos otros que con el mayor irrespeto lucieron sus vestidos
y banderas con los colores de campaña. Objetivo que en su parecer corona como éxito
rotundo el haber paralizado a Loreto, una verdadera celebración del incremento
del hambre y la pobreza de quienes no tienen de donde recibir cuando no
trabajan. Un chiste cruel sobre el cual debemos reflexionar y evitar este juego
del retroceso.
Será
acaso correcto calificar de éxito rotundo, haberse perdido algunos millones de
soles producto del paro, por haber detenido la chamba de los motocarristas o
los vendedores de mercado, de quienes en el día a día buscan el pan nuestro
para sus hijos. Habrá que celebrar la pérdida de ingresos de los empresarios y
complicar la vida a los visitantes. Ver las cosas de una manera diferente, sin
pasiones debe hacer reflexionar a todos ante tamaña miopía y abuso contra la
inteligencia de la mayoría. Torpe es pensar que ésta pérdida es una victoria.